viernes, 18 de julio de 2014

ZANJA TERMINADA

Ayer terminamos la zanja. Ana se la curró sola mientras yo me dedicaba a ir retirando la tierra suelta y a alejarla un pelín del borde.



Nuestra intención era llamar a alguien que tuviese una máquina para que la hiciese bien profunda, pero teníamos que alquilar la máquina en no sé qué sitio de la A2, la tenían que traer con un camión, ppor otro lado contratar a un señor que no nos daba confianza... en fin,  un lío y una pasta. Hemos optado por liarnos la manta a la cabeza y cavar a fuerza de brazos.
Ya tenemos en la finca el material de construcción y la verdad es que el bulto impresiona.


Queríamos que el camión hubiese entrado en la finca, pero como la puerta grande ha quedado en el territorio del tío de Ana, pues no ha podido entrar. Si pisamos territorio del enemigo, podemos provocar un conflicto bélico. Los dioses nos protejan!
Hoy hemos rellenado la zanja de grava en un pispás. Esta tarde, si la temperatura baja un poco empezaremos con el cemento. ¡Estoy entusiasmada!

Por favor, fijáos en la foto de los materiales de construcción. Si miráis bien, detrás de los ladrillos en lontananza, se puede ver el figurat de pacas. Hasta ALLÍ tenemos que mover con carretilla 300 ladrillos, un metro cúbico de grava y un metro cúbico de arena. Cuando terminemos podremos cantar con toda propiedad aquello de COMO LOS GORILAS UH UH UH


Tenemos a Emi trabajando en el departamento de carpintería. Esto que véis en la foto siguiente irá encima de la cimentación que estamos construyendo. Sobre los pinchos que sobresalen irán insertadas las pacas. Muchas gracias Emi por tu colaboración a 150 Km de distancia.



Usted es un señor de una cierta edad. Después de trabajar su gran afición es bajarse a una huertecita que tiene usted en Cabanillas. "Na, unos terrenicos donde tengo como unas doscientas gallinas, unos cuantos gatos y algo plantao". Y usted tiene un vecino. Y ese vecino tiene una hija mayor. Y a esa hija mayor se le mete en la cabeza hacerse una casita con balas de paja junto con otra loca como ella. "Anda pues no le ha dao a la hija del Sergio por venirse con una amiga a hacerse una casa de paja, pero qué van a hacer esas dos, las pobres que no pueden con la azada". Pero ay amigo, que resulta que la hija del Sergio y su amiga llegan y ponen las pacas de paja en el terreno del Sergio. Y que luego al día siguiente se cavan unas zanjas, qué majas las chicas. Y tiene usted una idea preciosa: "pues mira como trabajan esas chicas, les voy a poner unas sillicas que se sienten y se reposen". Y dicho y hecho: va usted y le pone unas sillicas para que se reposen.
Pues eso es lo que ha pasado hoy amiguitos y amiguitas, que hemos llegado a poner la grava y de repente nos hemos dado cuenta de que había dos sillas misteriosas delante del zigurat de balas de paja. Una vez descartadas las intervenciones extraterrestres y divinas, solo nos ha quedado una explicación: nos han robado las balas de paja y nos han dejado dos sillas en compensación. En realidad pensamos que nos habían robado y que dejarnos las sillas era el recochineo máximo por parte de los ladrones. Una especie de hoy nos hemos llevado diez y dejamos esto aquí para llevarnos mañana las treinta que quedan. Madre mía qué drama. Nos hemos puesto a gritar insultos, se nos han saltado las lágrimas, hemos revisado la valla de todo el perímetro de la huerta para ver por dónde habían sacado las pacas... hemos llamado al señor Sergio y el señor Sergio ha llamado a la Guardia Civil, movilizando a todas las fuerzas vivas a que fueran a investigaran la entrada ilegal en su huerta y el robo de diez balas de paja. Nosotras hemos decidido seguir, con el ánimo por los suelos, y hemos seguido llevando carretillas de grava para rellenar el fondo de las zanjas. Cuando habíamos terminado ha aparecido el Ángel, todo contento, diciéndonos que qué nos parecían las sillas que nos había puesto y en ese momento hemos decidido volver a contar las pacas y hemos visto que no nos habían robado ninguna. Qué bochorno, ha habido que deshacer todo el entuerto, disculparnos con la Guardia Civil para que no mandara una patrulla y tragarnos el sapo de haber indignado a todos nuestros amigos.
En fin, supongo que será una mezcla de madrugón, dolores varios y paranoia a la madrileña. Resumiendo una buena cagadilla, pero tenemos nuestras 57 pacas y la saga continúa. Próximamente no se pierdan el fascinante mundo del cemento.



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